
Romeo: (Tomando la mano de Julieta) Si con mi mano, por demás indigna profano este santo relicario, he aquí la gentil expiación: Mis labios, como dos ruborosos peregrinos, están prontos, están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto.
Julieta:
El peregrino ha errado la senda
aunque parece devoto.
El palmero sólo ha de besar
manos de santo.
Romeo:
Pues oídme serena mientras
mis labios rezan, y los vuestros
me purifican. (La besa)
Julieta:
En mis labios queda
la marca de vuestro pecado.
Romeo:
¿Del pecado de mis labios?
Ellos se arrepentirán
con otro beso. (Torna a besarla)
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